Washington, D.C. fue el escenario de un evento sin precedentes en la historia de las criptomonedas. El presidente Donald Trump, quien recientemente firmó una orden ejecutiva para establecer una reserva de Bitcoin, convocó a los principales ejecutivos del sector a la Casa Blanca. El mensaje fue claro: la era de la resistencia del gobierno de Estados Unidos contra las criptomonedas ha terminado.
Durante el encuentro, Trump reafirmó su compromiso con el crecimiento del sector y prometió poner fin a las medidas restrictivas impuestas por la administración anterior. En un discurso dirigido a los líderes de la industria, el mandatario condenó la manera en que los reguladores gubernamentales habían obstaculizado el desarrollo de los activos digitales, asegurando que el gobierno había ejercido presión sobre los bancos para que cerraran las cuentas de empresas cripto y bloqueado transferencias a exchanges. «Eso se acabó», sentenció Trump al anunciar el fin de la llamada «Operación Chokepoint 2.0».
Legislación sobre stablecoins y una nueva reserva de Bitcoin
Uno de los puntos clave del encuentro fue el apoyo de Trump a la regulación de las stablecoins. El presidente expresó su intención de firmar una legislación sobre estos activos antes de que el Congreso entre en receso en agosto. «El trabajo que se está haciendo en el Congreso es crucial para proporcionar certidumbre regulatoria a las stablecoins respaldadas por el dólar y para todo el mercado de activos digitales», afirmó. Además, destacó que esta medida podría impulsar significativamente el crecimiento económico y la innovación financiera en el país.
El otro gran anuncio del día fue la creación de una reserva de Bitcoin bajo control del gobierno de Estados Unidos. Trump criticó las decisiones previas de liquidar grandes cantidades de Bitcoin obtenidos por la administración a través de incautaciones legales. «El gobierno federal ya es uno de los mayores poseedores de Bitcoin en el mundo, con aproximadamente 200.000 BTC adquiridos mediante acciones legales», declaró. «Desde hoy, América seguirá la regla de oro de los bitcoiners: nunca vendas tu Bitcoin».
El evento contó con la presencia de ejecutivos de las principales empresas de la industria, entre ellos los líderes de Coinbase, Ripple, Kraken, Gemini, Chainlink y Robinhood. Destacaron figuras como los gemelos Winkelvoss, fundadores de Gemini, y Sergey Nazarov, cofundador de Chainlink. Durante la cumbre, varios de estos líderes tomaron la palabra para expresar su optimismo ante el cambio de postura del gobierno estadounidense y la posibilidad de un entorno regulatorio más favorable para la industria.
Más temprano ese mismo día, un alto funcionario de la Casa Blanca aclaró detalles sobre la nueva estrategia en torno a las reservas de Bitcoin y otros criptoactivos. Se confirmó que la administración de Trump iniciará una auditoría para determinar el total exacto de Bitcoin en su poder, mientras que otros activos digitales obtenidos por el gobierno serán mantenidos en un fondo separado. Sin embargo, se estableció que no se destinará dinero público a la adquisición de nuevas criptomonedas y que cualquier inversión futura en Bitcoin deberá financiarse por otros medios.
El mensaje de la cumbre fue inequívoco: el sector cripto tiene ahora un aliado en la Casa Blanca. Trump dejó claro que busca diferenciarse de su predecesor y posicionar a Estados Unidos como un país amigo de la innovación digital. Si bien todavía quedan muchas preguntas sobre cómo se implementarán estas medidas, el evento marcó un punto de inflexión en la relación entre el gobierno estadounidense y la industria de las criptomonedas. A medida que se avecinan cambios regulatorios y el gobierno establece su estrategia para el Bitcoin, el futuro de las criptomonedas en Estados Unidos parece haber tomado un nuevo rumbo.