Donald Trump lo ha vuelto a hacer. En un movimiento que mezcla poder político, intereses económicos y la influencia creciente del sector cripto, el presidente de Estados Unidos ha otorgado un indulto total a Changpeng Zhao, conocido globalmente como CZ, fundador del gigante de las criptomonedas Binance.
La noticia, confirmada por la Casa Blanca el jueves, cierra —al menos en apariencia— uno de los capítulos judiciales más sonados del ecosistema cripto en los últimos años. Zhao había sido condenado en 2024 por permitir prácticas de blanqueo de dinero durante su gestión al frente de Binance, dentro de un acuerdo de culpabilidad que formó parte de un histórico acuerdo de 4.300 millones de dólares con el Departamento de Justicia (DOJ).
El gesto de Trump, sin embargo, va mucho más allá de la clemencia personal. Representa un mensaje político de primer orden: el fin del que su administración ha denominado la “guerra contra las criptomonedas” emprendida por el gobierno de Joe Biden.
“El presidente Trump ejerció su autoridad constitucional al conceder un perdón a Zhao, quien fue perseguido como parte de la ofensiva de la Administración Biden contra la industria cripto”, declaró la portavoz presidencial Karoline Leavitt. Según añadió, el caso contra CZ “no incluía víctimas identificables ni acusaciones de fraude”, insinuando que el proceso fue más una batalla ideológica que un litigio penal justo.
Cuando se le preguntó directamente por las razones detrás del indulto, Trump respondió con su habitual ambigüedad: “Mucha gente me habló bien de él. Dijeron que no era culpable de nada. Así que lo perdoné, a petición de muy buenas personas.”
Política, criptomonedas y poder: el triángulo que incomoda a Washington
El indulto a Zhao llega apenas dos meses después de que The Wall Street Journal revelara que un proyecto cripto vinculado a la familia Trump había obtenido cerca de 4.500 millones de dólares en ingresos desde las elecciones de 2024. El periódico señalaba, además, que dicho emprendimiento se habría beneficiado de una colaboración con una plataforma administrada discretamente por Binance.
La coincidencia no ha pasado desapercibida para los críticos del presidente. La senadora Elizabeth Warren, una de las voces más activas contra el sector cripto en el Congreso, calificó el perdón como “una muestra flagrante de corrupción”.
“Primero Zhao se declara culpable de lavar dinero. Luego apoya los negocios cripto de Trump y presiona por un indulto. Hoy, Trump cumple su parte del trato”, sentenció Warren. “Si el Congreso no frena esta impunidad en la legislación de mercados que tenemos pendiente, será cómplice de esta corrupción.”
De acuerdo con documentos públicos citados por NBC News, Binance contrató recientemente al lobbista Charles McDowell, amigo personal de Donald Trump Jr., con un contrato de 450.000 dólares al mes destinado, entre otros objetivos, a buscar “alivio ejecutivo” para Zhao y “cuestiones regulatorias sobre activos digitales”.
Desde el entorno de Zhao, la reacción fue de gratitud y reivindicación. En un mensaje publicado en X (antes Twitter), el fundador de Binance escribió: “Profundamente agradecido por el perdón de hoy y por el compromiso del presidente Trump con la justicia, la innovación y la equidad. Trabajaremos para que Estados Unidos sea la capital mundial del cripto y para expandir la web3 globalmente.”
Binance, por su parte, celebró la decisión presidencial calificándola de “noticia increíble” y de un paso decisivo hacia la consolidación de EE. UU. como “centro global de la revolución digital”.
El trasfondo: del castigo ejemplar a la redención política
El caso de Changpeng Zhao fue emblemático para las autoridades estadounidenses. En noviembre de 2023, el DOJ lo acusó de violar la Ley de Secreto Bancario y de no establecer un programa eficaz contra el lavado de dinero, permitiendo —según los fiscales— que fondos ilícitos fluyeran por la plataforma de Binance, incluso de actores vinculados al terrorismo y al cibercrimen.
El entonces fiscal general Merrick Garland calificó a Binance como “el mayor intercambio del mundo en parte gracias a los crímenes que cometió”, mientras que la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, denunció que la empresa “cerró los ojos ante sus obligaciones legales en busca de beneficios”.
Zhao fue condenado en abril de 2024 a cuatro meses de prisión, una pena sustancialmente menor a los tres años que pedía la fiscalía. El juez que presidió el caso señaló que jamás había visto una recomendación tan desproporcionada respecto a las guías de sentencia federales.
La administración Trump ha aprovechado ese argumento para enmarcar el caso como una muestra del “sesgo político” de la era Biden contra la innovación tecnológica. “El intento de encarcelar a Zhao dañó la reputación de Estados Unidos como líder en innovación global. Esa guerra contra el cripto ha terminado”, declaró Leavitt al anunciar el indulto.
Más que un indulto: un manifiesto político
El perdón a Changpeng Zhao no es un hecho aislado. Apenas una semana antes, Trump había conmutado la pena de 87 meses del excongresista George Santos, condenado por fraude electrónico e identidad falsa. Ambos gestos, combinados, dibujan una estrategia clara: reforzar la narrativa de un Trump que se enfrenta al “Estado profundo” y a un sistema que —según él— “criminaliza el éxito y la innovación”.
Sin embargo, la medida también plantea preguntas incómodas. ¿Dónde termina la justicia y comienza el interés personal? ¿Puede un presidente indultar a un aliado cuya empresa mantiene lazos con su entorno económico?
En el ecosistema cripto, la reacción ha sido mayoritariamente positiva: el perdón se interpreta como una señal de que la era de hostilidad regulatoria podría estar llegando a su fin. En Washington, en cambio, muchos lo ven como el símbolo más reciente del poder del dinero digital en la política moderna.
En cualquier caso, el indulto de CZ marca un antes y un después. No sólo rehabilita a una de las figuras más influyentes del universo cripto, sino que redefine los límites —y los riesgos— de la convergencia entre tecnología, política y poder.
Y si algo ha dejado claro Donald Trump una vez más, es que en su visión de América, la lealtad y el capital pesan tanto como la ley.