La compañía emisora del mayor stablecoin del mundo, Tether, se prepara para dar un salto sin precedentes en su historia corporativa. Según confirmó su director ejecutivo, Paolo Ardoino, la firma está evaluando una ronda de financiación privada que podría situar su valoración en torno a los 500.000 millones de dólares, una cifra que la colocaría al nivel de gigantes tecnológicos como OpenAI o SpaceX. El movimiento marca un punto de inflexión no solo para la empresa, sino también para todo el ecosistema cripto, que busca consolidarse en el terreno de las grandes ligas corporativas globales.
Una apuesta por escalar más allá del stablecoin
Tether, con sede en El Salvador, ha anunciado que pretende captar entre 15.000 y 20.000 millones de dólares a cambio de aproximadamente un 3% de su capital, en una colocación privada dirigida a un reducido grupo de inversores de perfil alto. La operación, que aún se encuentra en fase preliminar, se realizaría mediante la emisión de nuevas acciones y no a través de la venta de participaciones de inversores existentes.
El objetivo declarado es multiplicar el alcance de la estrategia de la compañía en varias áreas de negocio. Ardoino explicó que los fondos permitirán escalar “varias órdenes de magnitud” no solo en el mercado de las stablecoins, donde ya domina con una capitalización que supera los 172.000 millones de dólares, sino también en nuevas líneas estratégicas como la inteligencia artificial, el comercio de materias primas, la energía, las telecomunicaciones y los medios de comunicación. Se trata de un plan que busca diversificar y blindar la posición de Tether frente a sus competidores, como Circle y su USDC, que con 74.000 millones de dólares de capitalización ocupa el segundo puesto en este mercado.
De la sospecha a la legitimación global
La magnitud de la operación refleja el cambio de narrativa en torno a Tether. Durante años, el USDT fue acusado de ser la criptomoneda predilecta de actividades ilícitas y objeto de críticas por la opacidad de sus reservas. Hoy, la empresa intenta presentarse como un actor institucionalizado, con una presencia cada vez más marcada en mercados regulados y con la vista puesta en el regreso al mercado estadounidense.
El contexto político también juega a su favor. La administración de Donald Trump ha adoptado un tono marcadamente favorable a las criptomonedas, y Tether ya ha dado pasos para relanzar operaciones en el país bajo una nueva filial llamada USAT, que estará regulada por la recientemente aprobada GENIUS Act. Además, este mes la empresa designó un CEO específico para liderar sus negocios en Estados Unidos, un gesto que pretende reforzar la confianza de instituciones y reguladores en su capacidad de operar bajo estándares normativos más exigentes.
Una valoración que desafía referentes
Si se materializa en los términos reportados, la operación otorgaría a Tether una valoración cercana a los 500.000 millones de dólares, situándola en el mismo rango que las mayores compañías privadas del planeta. Para contextualizar, OpenAI fue valorada este año en unos 300.000 millones, mientras que SpaceX supera ligeramente esa cifra en los mercados secundarios. Que una firma de origen cripto pueda codearse con estos referentes tecnológicos supone un hito simbólico que ilustra el proceso de maduración del sector.
No obstante, las negociaciones todavía están en una fase inicial, y las cifras podrían variar. Tal y como advirtió una fuente cercana al proceso, ni el tamaño de la colocación ni los términos definitivos están cerrados, lo que introduce un grado considerable de incertidumbre.
El futuro de Tether y del ecosistema cripto
El intento de Tether de atraer capital a gran escala plantea varias preguntas sobre el futuro del ecosistema cripto y su integración en la economía global. Para algunos, una valoración de medio billón de dólares consolida a las stablecoins como la infraestructura invisible sobre la que se construye gran parte del mercado digital y de pagos globales. Para otros, sin embargo, el movimiento refleja una concentración de riesgos en un sector aún volátil, con desafíos regulatorios y tecnológicos no resueltos.
Lo que sí parece claro es que Tether busca reinventarse como algo más que un emisor de stablecoins. Su ambición apunta a convertirse en un conglomerado diversificado que combine finanzas digitales, energía, inteligencia artificial y medios de comunicación, en un modelo de negocio más parecido al de un holding tecnológico global que al de una firma cripto tradicional.
La valoración final que obtenga dependerá tanto de la confianza de los inversores institucionales como de su capacidad para ejecutar esta expansión sin perder de vista el delicado equilibrio regulatorio que ha acompañado siempre al sector. El desenlace de esta ronda de financiación marcará un antes y un después para Tether, y posiblemente para el papel que jueguen las criptomonedas estables en la economía mundial.