En un intento por sortear las duras sanciones internacionales que han asfixiado su economía desde la invasión a Ucrania en febrero de 2022, Rusia comenzará la próxima semana un ensayo de pagos transfronterizos utilizando criptomonedas. Esta iniciativa, aunque ambiciosa, ha suscitado escepticismo entre expertos en política y derecho debido a la naturaleza rastreable de las transacciones en blockchain y el riesgo de sanciones aún más severas por parte de Occidente.
La decisión de Rusia de explorar el uso de criptomonedas en el comercio internacional se formalizó con la aprobación de una legislación a finales de julio de 2024, que fue rápidamente firmada por el presidente Vladimir Putin. Sin embargo, esta ley no permite el uso de criptomonedas como medio de pago dentro de Rusia, sino que se centra en habilitar pagos transfronterizos con criptoactivos. La legislación otorga al Banco Central de Rusia el poder de supervisar un «régimen experimental» en el cual se llevarán a cabo estos pagos, aunque los detalles específicos de cómo se realizarán estas transacciones aún no están claros.
El marco legal es notoriamente vago, dejando la implementación práctica a la discreción del Banco Central. Según expertos consultados, esto crea un entorno legal extremadamente flexible, en el cual el Banco Central tiene la autoridad para cambiar las reglas en cualquier momento, seleccionar qué empresas pueden participar en las pruebas y decidir qué plataformas y divisas digitales estarán involucradas en el proceso. Este enfoque centralizado y experimental es el primero de su tipo a nivel global, lo que genera incertidumbre tanto dentro como fuera de Rusia.
A pesar de los esfuerzos del gobierno ruso, varios obstáculos podrían dificultar la efectividad de esta estrategia. Uno de los principales desafíos es la trazabilidad inherente de las transacciones en blockchain, lo que facilita a los gobiernos occidentales seguir y analizar estas operaciones. Isabella Chase, asesora principal de políticas en TRM Labs, una firma de análisis de blockchain, señaló que aunque las criptomonedas operan fuera del sistema financiero tradicional, su actividad sigue siendo rastreable, lo que podría permitir a los gobiernos occidentales encontrar nuevas formas de sancionar a Rusia.
Además, existe el problema de la liquidez en los mercados de criptomonedas. Valerie Kennedy, directora de investigaciones de Chainalysis, indicó que los mercados cripto no tienen la liquidez necesaria para soportar una evasión masiva de sanciones sin causar una caída significativa en los precios de los criptoactivos o atraer la atención de los observadores de blockchain. Esto sugiere que cualquier intento de evasión a gran escala podría parecerse a otros métodos de lavado de dinero, donde pequeñas cantidades de criptoactivos se mueven gradualmente hasta puntos de liquidación.
Otra preocupación es la posible respuesta de Occidente. Jim Mignano, investigador asistente en la organización RAND, advirtió que si Rusia logra evadir con éxito las sanciones a través de criptomonedas, esto podría llevar a una aplicación más agresiva de sanciones o al desarrollo de nuevas formas de sanción. Una de las amenazas emergentes es la de las sanciones secundarias, que buscan penalizar a cualquier tercero que comercie con una nación sancionada, lo que complica aún más las transacciones internacionales para Rusia.
Mientras Rusia se prepara para implementar este régimen experimental, sigue siendo incierto si los socios extranjeros estarán dispuestos a participar en transacciones basadas en criptomonedas bajo estas condiciones. Además, la falta de claridad sobre las reglas y la posibilidad de cambios continuos en la regulación podrían desincentivar a las empresas a involucrarse en este tipo de operaciones.
Por otro lado, si Rusia desea que este régimen funcione, podría necesitar ofrecer incentivos económicos o políticos a sus contrapartes internacionales para que participen en transacciones basadas en criptoactivos. Sin embargo, cualquier avance en esta dirección estará bajo la atenta mirada de Occidente, que podría reaccionar rápidamente con nuevas sanciones.
Aunque la iniciativa de Rusia para utilizar criptomonedas en pagos transfronterizos refleja un esfuerzo por sortear las restricciones económicas impuestas por Occidente, enfrenta una serie de desafíos significativos. La falta de claridad en el marco legal, los riesgos de sanciones secundarias, y la limitada liquidez del mercado cripto son obstáculos que podrían limitar la efectividad de esta estrategia. A medida que Rusia avanza con su régimen experimental, el mundo observará de cerca para ver si esta apuesta tecnológica puede realmente ofrecer una salida a las sanciones o si, por el contrario, agrava aún más la situación económica del país.