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Santander lanza trading cripto en Openbank

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Banco Santander, a través de su filial digital Openbank, ha dado un paso significativo en su estrategia de innovación al anunciar el lanzamiento de un servicio de compraventa de criptomonedas para clientes minoristas. Desde este martes, los usuarios de Openbank en Alemania podrán operar con algunos de los principales activos digitales del mercado, como Bitcoin, Ether, Litecoin, Polygon y Cardano. La entidad ha adelantado que la oferta se ampliará con más tokens en los próximos meses y que la iniciativa llegará a España en las próximas semanas.

El movimiento sitúa al grupo financiero español en la vanguardia de una tendencia que está transformando la industria bancaria en Europa. Desde la plena implementación de la normativa comunitaria MiCA (Markets in Crypto-Assets), los grandes bancos europeos han empezado a explorar con más decisión el terreno de los activos digitales, en un intento por no quedar rezagados frente a competidores emergentes y frente al dinamismo regulatorio que se observa en otras regiones.

Europa, Estados Unidos y la carrera regulatoria

El aterrizaje de Santander en este segmento no es casual. Coincide con un entorno en el que la regulación ha dejado de ser un obstáculo para convertirse en un marco que ofrece seguridad jurídica. MiCA ha proporcionado a los bancos europeos una hoja de ruta clara para integrar servicios de compraventa de criptomonedas en sus plataformas, lo que ha animado a entidades históricamente reticentes a tomar posiciones en un sector hasta ahora asociado más a start-ups fintech que a la banca tradicional.

En paralelo, Estados Unidos también ha intensificado el debate. El respaldo explícito del presidente Donald Trump a la industria de los activos digitales y la aprobación de un marco legal específico para las stablecoins han empujado a la gran banca norteamericana a considerar la emisión de sus propios tokens. Esta dinámica global explica por qué Santander no quiere quedarse atrás y ha puesto sobre la mesa incluso la posibilidad de lanzar una stablecoin propia, un proyecto que, según Bloomberg, se encuentra en fases iniciales de estudio.

Las stablecoins, diseñadas para mantener un valor estable ligado a divisas tradicionales como el dólar o el euro, han ganado protagonismo en el último año gracias a la claridad normativa y al creciente interés de inversores y consumidores. Para un banco como Santander, incursionar en este terreno supondría reforzar su capacidad de ofrecer medios de pago digitales estables y competitivos, frente tanto a criptomonedas volátiles como a nuevos actores tecnológicos.

La respuesta a una demanda creciente

“Al incorporar las principales criptomonedas en nuestra plataforma de inversión, respondemos a la demanda de parte de nuestros clientes”, afirmó Coty de Monteverde, responsable de cripto en el Grupo Santander, en el comunicado oficial. La entidad ha confirmado que aplicará una comisión del 1,49% por transacción, con un mínimo de un euro por operación, pero sin costes de custodia asociados.

Este esquema de tarifas refleja un enfoque pragmático: posicionarse como un actor confiable dentro de un mercado aún percibido como arriesgado por buena parte de los usuarios, pero al mismo tiempo competitivo frente a plataformas cripto nativas que ofrecen costes bajos pero carecen de la reputación y la seguridad de un gran banco.

El paso dado por Openbank supone también un cambio cultural para la banca tradicional. Durante años, las criptomonedas fueron vistas como una amenaza para el modelo financiero establecido. Hoy, los grandes bancos parecen haber comprendido que el verdadero riesgo es quedar excluidos de una economía digital en la que los activos tokenizados y las finanzas descentralizadas están ganando peso.

Una apuesta con implicaciones estratégicas

Para Santander, el lanzamiento de este servicio a través de Openbank es algo más que un gesto de modernización tecnológica. Se trata de una estrategia de posicionamiento a medio plazo en un sector que, regulado y normalizado, puede convertirse en una nueva fuente de ingresos y fidelización de clientes.

El desafío será doble: por un lado, garantizar que la oferta de criptomonedas se perciba como segura, transparente y alineada con la normativa europea; por otro, diferenciarse en un mercado donde los usuarios más activos suelen priorizar costes bajos y velocidad de ejecución.

Lo que queda claro es que la frontera entre la banca tradicional y el ecosistema cripto se difumina cada vez más. La entrada de Openbank en el terreno de la compraventa minorista de criptomonedas marca un punto de inflexión: ya no se trata de si los bancos participarán en este mercado, sino de cómo lo harán y qué papel ocuparán frente a gigantes tecnológicos y exchanges especializados.

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