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USD1, la stablecoin respaldada por Trump

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En un entorno cada vez más competitivo dentro del ecosistema de las criptomonedas, especialmente en el mercado de stablecoins, el intento de Donald Trump por introducir una nueva moneda digital respaldada por el dólar estadounidense parece estar tropezando desde el comienzo. A pesar de contar con un nombre de alto perfil y con la ambición de consolidarse como una alternativa estratégica en defensa de la hegemonía del dólar, los primeros datos indican que la moneda USD1 no está logrando captar el interés generalizado que sus creadores esperaban.

Una stablecoin con actividad artificial y sin adopción masiva

USD1, emitida por la firma de finanzas descentralizadas World Liberty Financial vinculada a la familia Trump, fue concebida como una stablecoin anclada al valor del dólar estadounidense. No obstante, los datos más recientes revelan que la moneda ha tenido una recepción desigual. Si bien ha generado cierto movimiento en plataformas descentralizadas como PancakeSwap, la realidad es que más del 50% de su liquidez proviene de tan solo tres billeteras digitales. Esta concentración ha sido interpretada por analistas como Adam Morgan McCarthy de la firma Kaiko como un signo de que no hay una demanda auténticamente orgánica, sino más bien una liquidez impulsada por los propios promotores del proyecto para dar una apariencia de actividad.

Este fenómeno no es raro en lanzamientos de tokens, donde los equipos fundadores a menudo actúan como «creadores de mercado» para atraer a los primeros inversores. Sin embargo, en el caso de USD1, esa estrategia parece no estar funcionando como se esperaba. Incluso tras su inclusión en Binance el pasado 22 de mayo, el volumen medio diario en esa plataforma ha sido modesto, con solo 8 millones de dólares negociados, en contraste con los 14 millones que alcanzó en PancakeSwap, lo que refuerza la idea de que la moneda aún no logra cruzar la barrera hacia los mercados centralizados más masivos y confiables.

Un respaldo político y financiero con resultados inciertos

El propio Donald Trump Jr. ha defendido el proyecto públicamente, asegurando que las stablecoins son una herramienta clave para mantener la primacía del dólar en la economía global. En declaraciones a CNBC, afirmó que estas monedas estables podrían ser “la salvación de la hegemonía del dólar”, en lugar de una amenaza. Apuntó al caso de Tether, una de las principales stablecoins del mercado, como un ejemplo de cómo estas monedas pueden reforzar el sistema financiero estadounidense al mantener grandes reservas en bonos del Tesoro.

Sin embargo, a diferencia de gigantes como Tether y Circle —esta última emisora de USDC, otra stablecoin ampliamente adoptada—, USD1 aún no ha demostrado una adopción significativa ni entre los consumidores ni entre las instituciones. Incluso otros proyectos recientes como RLUSD, lanzado por Ripple, han tenido un mejor desempeño, con un volumen diario cercano a los 50 millones de dólares en plataformas centralizadas, superando ampliamente a USD1.

Parte del problema, según los analistas de Kaiko, es la falta de alianzas institucionales o incentivos promocionales que podrían haber ayudado al proyecto a despegar. En el mercado actual, la visibilidad y la liquidez muchas veces se construyen mediante descuentos en comisiones, listados especiales, recompensas por uso o asociaciones con actores financieros de peso. Ninguno de estos mecanismos parece haberse implementado con USD1.

A pesar de que un fondo con sede en Abu Dabi, MGX, realizó una transacción de 2.000 millones de dólares utilizando USD1, esa inversión no se tradujo en un impulso sostenido para la moneda. Los expertos esperaban que ese tipo de movimiento captara atención institucional y elevara el volumen de operaciones, pero no ocurrió. El analista McCarthy lo resumió claramente: “No ha generado ningún tipo de velocidad del activo en la cadena”.

Controversias éticas y concentración de riqueza

El contexto general de los proyectos cripto asociados a la familia Trump ha sido objeto de creciente escrutinio. Uno de los tokens más promocionados, el denominado $TRUMP, organizó un concurso en el que los principales poseedores tenían la oportunidad de ganar una cena privada con el presidente. Esta maniobra fue criticada por figuras del Congreso como la senadora Elizabeth Warren, quien calificó el evento como “una orgía de corrupción” y acusó a Trump de utilizar su posición para enriquecerse mediante las criptomonedas.

Además, informes de la firma Inca Digital señalan que el token $TRUMP ha generado más de 5.200 millones de dólares en ganancias para un pequeño grupo de billeteras principales, mientras que alrededor de 590.000 usuarios habrían perdido colectivamente 3.900 millones de dólares. Este tipo de distribución tan desigual despierta preocupaciones sobre la concentración de riqueza y la posible explotación del inversor minorista, reflejando las mismas dinámicas del sistema financiero tradicional que muchos entusiastas de las criptomonedas buscan combatir.

Un futuro incierto para USD1

Con una recepción tibia, una concentración de liquidez en pocas manos y una falta evidente de adopción real, el camino para USD1 se vislumbra difícil. Aunque cuenta con un respaldo político notable y con inversiones significativas, aún no logra posicionarse como una alternativa seria frente a los actores consolidados del mercado de stablecoins. Para cambiar este panorama, será necesario un rediseño de su estrategia de adopción, más transparencia en sus operaciones y posiblemente un distanciamiento de las prácticas que están generando críticas por parte de los reguladores y la opinión pública. Mientras tanto, USD1 continúa navegando en aguas inciertas, más como un símbolo político que como un instrumento financiero confiable.

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