El Salvador vuelve a ser noticia en el mundo de las criptomonedas al acumular más de 357 millones de dólares en ganancias no realizadas gracias a su ambiciosa inversión en Bitcoin. Esta cifra refleja el impresionante repunte del valor de la criptomoneda en las últimas semanas, que ha vuelto a situarse cerca de su máximo histórico. El presidente salvadoreño Nayib Bukele, principal impulsor de esta política, ha reafirmado su compromiso con la acumulación de bitcoin, incluso frente a acuerdos internacionales que sugieren limitar este tipo de operaciones.
Una ganancia monumental impulsada por la subida de Bitcoin
Según una publicación reciente del propio Bukele en la red social X (anteriormente Twitter), el portafolio en bitcoin del país está valorado en más de 644 millones de dólares, mientras que la inversión inicial fue de 287,1 millones. Esto representa una ganancia no realizada de aproximadamente 124,4%. Solo en lo que va del año, El Salvador ha registrado 69,8 millones en beneficios no concretados, evidenciando el impacto positivo de la reciente escalada del valor de bitcoin.
Actualmente, El Salvador posee alrededor de 6.181 BTC, lo que equivale a unos 639 millones de dólares al momento de redactar este artículo, según datos proporcionados por la oficina gubernamental encargada de la gestión de bitcoin. Este éxito financiero se produce mientras la criptomoneda más popular del mundo se cotiza en torno a los 103.000 dólares, después de haber alcanzado un pico local de aproximadamente 106.500 dólares.
Una política económica audaz en medio de la presión internacional
El Salvador fue el primer país del mundo en adoptar bitcoin como moneda de curso legal en junio de 2021, un movimiento liderado por Bukele con el objetivo de promover la inclusión financiera y atraer inversión extranjera. Desde entonces, la nación centroamericana ha acumulado bitcoin de forma constante, en ocasiones aprovechando caídas significativas del mercado para aumentar su reserva.
No obstante, esta estrategia no ha estado exenta de críticas, especialmente por parte de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Como parte de un acuerdo con esta institución, El Salvador se comprometió a reducir algunas de sus actividades relacionadas con bitcoin, incluyendo cambios legislativos que hicieron voluntaria su aceptación por parte del sector privado. A pesar de ello, Bukele ha sido firme en su postura: el país no abandonará su estrategia de acumulación de bitcoin.
En sus propias palabras, el presidente recordó que no cedió ni siquiera cuando El Salvador fue aislado por la comunidad internacional y cuando muchos entusiastas del bitcoin se distanciaron del proyecto. “Si no nos detuvimos cuando el mundo nos condenó al ostracismo y la mayoría de los ‘bitcoiners’ nos abandonaron, no nos detendremos ahora ni lo haremos en el futuro”, declaró recientemente.
Un modelo observado por el mundo financiero
El caso de El Salvador sigue despertando tanto admiración como escepticismo en el mundo financiero. Para algunos, representa una apuesta visionaria por una economía más digital y descentralizada. Para otros, se trata de una jugada arriesgada que pone en peligro la estabilidad económica del país ante la volatilidad inherente del mercado cripto.
Sea cual sea la postura, lo cierto es que los números actuales le dan la razón —al menos temporalmente— al gobierno salvadoreño. La apuesta por bitcoin, que hace apenas unos meses parecía cuestionable ante la caída del mercado, ha dado un giro espectacular que posiciona a El Salvador como un pionero en la integración de las criptomonedas en la economía nacional.
A medida que bitcoin se acerca nuevamente a su récord histórico de aproximadamente 108.786 dólares, el interés global por la estrategia salvadoreña no hace más que crecer. El tiempo dirá si esta jugada se consolida como una revolución financiera duradera o si se trata simplemente de un momento de fortuna en medio de un mercado impredecible.